sábado, 25 de diciembre de 2010

Max, un cursillista que amó hasta el extremo





Si había alguien en Valdivia que se asemejara a la conversión de Saulo de Tarso ese era Maximiliano Barría. Cuando vivió su cursillo en 1981, Jesús entró en él y le desarmó todos sus esquemas. La palabra -y en especial el amor- de Jesús penetró su piel humana hasta lo más profundo de su corazón y le cambió la vida para siempre... y de paso nos cambió la vida a todos los que vibramos con Cursillo.
Antes de Cursillo Max Barría era un católico a su manera. Con el tiempo, moldeado por su familia, y después por la experiencia de Jesús, se convirtió al amor de Cristo. Nació de nuevo al amor.
Hombre de carácter fuerte, tuvo que aprender a moldear su temperamento. Le costó mucho, pero más pudo la generosidad y su sensibilidad. Se transformó en un dirigente de primera línea en Cursillo y de la iglesia de Valdivia. Las vivencias junto a sus hermanos lo fueron forjando hasta tomar una de las decisiones más importantes de su vida: transformarse en diácono permanente de la diócesis de Valdivia.
Fue guía de sus hermanos. Entregó sabios consejos, entregó amor, paciencia, dedicación. Se entregó de pies a cabeza por el Evangelio.
Como no olvidar cuando participó con fuerza en la pastoral carcelaria. Por muchos años Max se echó al hombro las penas de los hermanos privados de libertad y trató de transformar las miserias humanas en arrepentimiento y virtud. Algunos cursillistas lo acompañaron en esta misión que fue como traspasar la línea de lo humanamente permitido para plantar la bandera del Reino de Dios en un lugar a veces sin esperanza.
Por ese empeño muchos dentro de la cárcel le decían "padrecito". Él, con humildad, les explicaba que sólo era un diácono, pero los internos nunca dejaron de llamarlo "padrecito". Y fue un padre para ellos porque hablaba desde el corazón, con verdad.
Sus dolencias fìsicas lo aquejaron años, pero dio la pelea siempre. Nunca se negó en ir a visitar a los enfermos y bendecirlos, casó a muchos hermanos, estuvo en bautizos, celebró la liturgia y entregó el sagrado cuerpo de Cristo. Siguiendo el camino con Jesús, éste le brindó uno de los regalos más hermosos de su ministerio, su hija Ana Luisa se transformó en religiosa de la Congregación de María Auxiliadora. Max así logró tener al mejor yerno que cualquier hombre podría tener: Jesucristo.
En 2008 cayó gravemente enfermo. Muchos temimos por su vida, pero las oraciones mancomunadas lograron arrancarle un milagro al Padre bueno y pudimos gozar de Max dos años más.
En la mañana del 23 de diciembre del 2010, en las vísperas de la Nochebuena, el Padre le dijo: "Ya basta Max, haz hecho una buena carrera. Ya es tiempo que vengas a compartir conmigo el banquete del reino. Siempre fuiste un servidor bueno, un amigo fiel, siempre me gustó verte sonreír y me gustaría que esa sonrisa, tus chistes y tus sabias observaciones las hagas a la mesa conmigo y el resto de nuestros amigos. Ven amigo, hoy eres mi invitado de honor. Hoy te abrazo y te lavaré los pies para que puedas entrar en comunión conmigo".
El buen diácono animeño, el primero del clero que llegó a Molco a formar la comunidad católica de dicho sector rural, partió a la casa del buen Dios a celebrar la Navidad y todas las Navidades que restan en el Cielo.
Su velatorio se realiza en la capilla María Auxiliadora y la misa de su funeral será en la Catedral a las 15.30 horas del sábado 25, día de la Navidad.
Adiós caminante. Ojalá nos sigas guiando con tu ejemplo y esperándonos con una sonrisa junto a los padres Dirk y Alejandro, junto a Iris, María Elisa y tantos otros cursillistas que desean que algun día hagamos una gran Ultreya del quinto día, una que no termine jamás.

8 comentarios:

Carlos Marcelo Martínez Velásquez (diogneto) dijo...

Gracias a Dios por Max, y por todos los hermanos que hicieron posible "arrancarle el milagro al Padre bueno" en el 2008, lo que me permitió ver este año a mi amigo Max compratir con él un par de ocasiones y poder darle por última vez la unción de los enfermos este jueves en la mañana

Unknown dijo...

un hombre sencillo que nos señala el camino a seguir como lo enseño nuestro padre. mucho cariño a su familia.
Un abrazo en Cristo. de colores.

cotecita dijo...

Un gran testimonio de vida para nosotros. Que Dios lo bendiga y lo premie. Un abrazo en Cristo para su familia... Que Dios les de Paz.

luis alfredo dijo...

Conoci a Max el año 1989, en el ahora conocido como el Cursillo de "las cruces grandes". Su vida y testimonio como Dirigente me marco a fuego. De ahi comenzo una amistad que comparti en sucesivos cursillos de 1991 y 1992.
Es imposible contar 20 años de amistad en unas lineas, pero es preciso destacar su paso como vice Asesor del MCC. Su voz pausada y llena de Cristo, sus acertados consejos en el devenir del MCC, y su conocimiento simple, directo y sabio de como debe ser un cristiano en el Movimiento, fueron guia para muchos de nosotros.
Nunca levanto la voz. Nunca destruyo el pensamiento de sus hermanos. Nunca uso su posicion para hacer prevalecer una idea.
Fue un Diacono cercano y calido, dispuesto y servicial, sencillo y sin aires de superioridad. Cristo siempre anduvo con el. Se dejo guiar por Jesus y acepto su camino. Al fin de sus dias, por Gracia de Dios, decidio quedarse " porfiadamente " con nosotros, como sabiendo que necesitamos un padre de familia que sepa aconsejarnos con cariño. Su partida en Navidad nos recordara que Cristo-Niño nace para quedarse, que la esperanza y el Ideal cristiano son la unica salida posible para un mundo que se muere, y que la muerte es solo un guiño de Cristo en el rostro del hombre. Su partida en Navidad es su regreso, de ahora en adelante, en cada pan y en cada vaso de vino generoso. Sera ahora regalo de vida y de alegria para quienes amamos el MCC. Sera nacimiento de multiples testimonios de vida junto a la cena navideña.
Max no se fue. Partio de viaje y nos recuerda dia a dia que hay una sola manera posible de vivir: vivir dignamente y consecuentemente.
Por ahora, Adios amigo. Nos veremos en el encuentro que nos toca indefectiblemente en el instante de Dios, en la unica instancia segura de encuentro con el Gran Ideal que tenemos en la vida.
Hasta todos los dias y siempre, como decia el maestro fundidor (si, fundidor) del MCC, Eduardo Bonnin.
Tu amigo Luis.

Anónimo dijo...

Querido Max entregaste sabios consejos,amor, paciencia, dedicación. Como por ahí leí te entregaste de pies a cabeza por el Evangelio. Fuiste un padre cariñoso para todo el que se acerco a ti, hablabas desde el corazón....gracias por mostrarnos a Jesús en ti y dar prueba que con abnegación se puede lograr vivir el Evangelio.Eras un "hombre bueno" como te califico muy certeramente el Padre Fernando.......Gloria.

cursillovaldivia dijo...

Concuerdo con todo lo escrito por Luis. Max fue, es y será testigo del gran amor de Jesucristo en Valdivia. Max, con su vida, enseñó que el Reino de Cristo no es una utopía.

Anónimo dijo...

Con un corazón agradecido al Padre Dios en su Hijo Jesucristo Nuestro Señor,hoy me uno a mis queridos hermanos de colores,para reconocer el paso del Señor en nuestras vidas,en nuestro querido MCC.donde nuestro querido y siempre recordado hermano Maximiliano, nos ha dejado una gran enseñanza,de AMOR Y HUMILDAD,al dejarse ver claramente encarnadas en el, las virtudes teologales de FE de AMOR y CARIDAD,ejercitadas en la vida comunitaria en cada Cursillo vivido,donde escucho en sus hermanos (as) que Cristo Vivo,Resucitado,transformaba sus vidas para siempre al sentirse amados por Dios hasta el extremo y decir junto a todos HUMILDEMENTE, JESÚS TE AMO CON TODO EL CORAZÓN, CON TODA LA MENTE Y CON TODAS MIS FUEZAS.Fue así como Maximiliano, desde su propia vivencia nos ayudo y acompaño a saber ser hombres y mujeres con un actuar coherente al EVANGELIO DE CRISTO.Tal vés por eso partió a la casa del Padre Dios,para fijar nuestra mirada contemplativa en visperas de Navidad y ver al NIÑO DIOS EN LA HUMILDAD DEL PESEBRE,desde donde valorizo mi vida personal,afectiva y comunitaria. Isabel

Anónimo dijo...

Max.
Que bueno haberte conocido y poder seguir tu ejemplo de vida,Gracias Señor, por compartir momentos con el como hermano y junto a su familia. Padre de todos, si fuiste el Padre de todos los Cursillista como tu deberiamos haber muchos asi todos imitarte no solo hablando y escribiendo lindas palabras sino con hechos de vida.
Que El Señor amigo Max te tenga en su Gloria y en la Gran Cena del Amor
Bendiciones para Luchita y familia.
de Colores
Roberto