martes, 9 de mayo de 2006

Como encontrar a Dios en los blogs


(ZENIT.org).- El padre Antonio Spadaro, SJ, redactor de la revista italiana «La Civiltà Cattolica», acaba de publicar el libro «Conexiones, nuevas formas de la cultura en tiempos de Internet»
En el prólogo, Xavier Debanne, directivo de Siemens Informática S.A, y profesor
del Centro Interdisciplinar de Comunicación Social de la Universidad Pontificia
Gregoriana de 2002 a 2004, escribe que el libro del padre Spadaro «anima a
reflexionar sobre la fenomenología del encuentro con Internet, en cuanto lugar
frecuentado por millones de personas cada día, espacio que nadie posee y que
favorece las conexiones».
«Este espacio se ha convertido en un ambiente cultural y educativo, frecuentado
por millones de personas, creyentes o no, y es para la Iglesia una formidable
oportunidad de comunicación, porque permite multiplicar los enlaces, ya sean
conexiones personales o la creación de nuevas formas de agrupamiento social»,
afirma Debanne.
En esta entrevista, el padre Antonio Spadaro explica la
influencia que la red, y en particular los «blogs» (o bitácoras) ejercen en la
cultura y en el modo de vivir la religión, abriendo espacios antes inexistentes
de diálogo interreligioso y teológico.

--¿Está Dios en los blogs? ¿Qué hay que hacer para encontrarlo?
--Padre Spadaro: En Internet se nota un aumento de necesidades religiosas. En mi
libro hablo sobre el fenómeno, hago notar sus riesgos (pienso, por ejemplo en
las llamadas «ciberreligiones» y las sectas), pero sobre todo trato de señalar
los desafíos que hay que mirar con optimismo y discernimiento: la respuesta a
las necesidades religiosas más auténticas. El «blog», término nacido de la
contracción de dos palabras inglesas, web y log (diario), es una de las
realidades más interesantes de la Red. Es un «diario en la Red». Quien tiene
uno, escribe cada día pensamientos, ideas, notas, pero también auténticas y
extensas reflexiones, incluso muy lúcidas. Cada «blog» está unido a otros
«blogs» y todos juntos constituyen un verdadero sistema, definido por lo común
como «blogsfera».

¿Existe Dios en estos mundos de los diarios en red?
Aunque el dato sea muy relativo, hay cerca de 130 millones de páginas web en las que aparecen juntas las palabras «God» (Dios, en inglés) y «blog». Si buscamos «blogs» religiosos en
la web mundial observamos un aumento continuo de presencias. No faltan ideas
estimulantes. La revista «Christianity today» habla de una verdadera «revolución
teoblógica» y de «blogsfera cristiana». Es muy variada e incluye espacios de
reflexión y debate teológico entre estudiantes, «blogs» ligados a revistas
cristianas, espacios personales, incluso de pastores y sacerdotes de inspiración
religiosa.

--¿Es posible recorrer un camino espiritual en red?
--Padre Spadaro: El hombre en búsqueda de Dios hoy se pone también frente a una
pantalla e inicia una navegación. Queda el riesgo de hacerse la ilusión de que
lo sagrado y lo religioso está al alcance del «ratón»: basta un clic para pasar
de un sitio de neobrujería al de una aparición mariana, o de un templo neopagano
a un sitio de cristianos tradicionalistas. La red, por el hecho de que contiene
de todo, puede compararse a una especie de gran supermercado de lo religioso. La
Iglesia en cambio no es nunca un «producto» de la comunicación.
La fe, además, no está hecha sólo de información ni es lugar de mera
transmisión, es decir no es sólo una emisora. Y, sin embargo, al observar esta
proliferación de lo religioso en la red es posible hacerse una idea de la
necesidad profunda de Dios que agita el corazón humano, siempre vivido de manera
a menudo alienante y distorsionada. Darse cuenta de estas exigencias significa
aprender a moverse en este ambiente digital de manera apropiada, proponiendo
iniciativas adecuadas: la posibilidad de un diálogo espiritual, de tener puntos
de meditación publicados de manera periódica, o enviados vía correo electrónico,
y otras iniciativas.

--¿La falta de una relación que no sea virtual no es un límite grave?
--Padre Spadaro: El motivo que impulsa a entablar relaciones en red depende del
tipo de relación que se crea. Presenta a la vez elementos contradictorios. En sí
mismo es anónimo e impersonal, ya que cada uno puede hacer creer lo que no es en
cuanto a edad, sexo, profesión, expresándose sin los límites que da la propia
identidad pública. En la red, se dialoga como «aquél que uno quiere ser».
Precisamente por esto el diálogo es también muy confidencial porque permite
decir de sí mismo cosas que de otro modo una persona difícilmente diría en su
papel cotidiano. Se puede dar una apertura completa y un gran nivel de
autenticidad pero, por otra parte, se puede también caer en una espontaneidad
sin límites y sin pudor. El ciberespacio es un lugar emotivamente caliente y no
álgidamente tecnológico, como podría pensarse.
La relación en la red por tanto puede ser anónima pero también extremamente
«verdadera». Sin embargo, siempre hay que recordar que la Iglesia es espacio de
comunicación y testimonio vivido del mensaje que se anuncia. Las relaciones en
la red en cambio corren el riesgo de acostumbrar a la inutilidad de la
mediación, encarnada en un cierto momento o lugar y, por tanto, a la inutilidad
del testimonio y la comunicación con autoridad. Benedicto XVI lo subrayó
recientemente: se debe «lamentablemente constatar que no siempre hoy las nuevas
tecnologías y los medios de comunicación favorecen las relaciones personales»
(Discurso al encuentro «Univ2006»). Por tanto, la relación en la red hay que
considerarla como una oportunidad que hay que acoger con espíritu confiado, pero
también de atento discernimiento, en particular, viendo si crea relaciones
«verdaderas». Sucede a menudo que, cuando una relación iniciada en la red se
hace significativa, luego impulsa al encuentro real. Empieza a no ser raro
encontrar personas con dirección espiritual o incluso en camino vocacional que
han iniciado su itinerario en red.

-- ¿Es posible llevar a cabo un diálogo teológico?
--Padre Spadaro: Si la red puede ser lugar de diálogo espiritual, también
ciertamente puede abrir al diálogo interreligioso y teológico, espacios que
antes no existían. La articulación crítica y la mediación del saber de la fe,
que es la tarea primera de la teología, se realiza siempre en un contexto de
pensamiento, lenguaje, imágenes, cultura y, por tanto, de «comunicación». La red
provoca una mutación en el modo de vivir las instancias de comunicación y de
comunión. Pensamos en la comunicación constante entre personas que trabajan en
una misma idea que, sin embargo, viven en diversas partes del mundo y que no se
conocen personalmente. Realizan mutuamente, si entran en una fuerte relación,
una especie de «conciencia común». Esto ciertamente tiene repercusiones en el
ámbito teológico, tanto más si la comunicación se da entre personas que, por
cultura y formación, usan metáforas, imágenes y lenguajes diferentes para hablar
de Dios y comunicar la fe. ¿Qué efectos tendrá esto sobre el conocimiento y la
comunicación teológica? Es una pregunta que afecta a la teología a varios
niveles. Los primeros niveles son ciertamente los del estudio, que usa teorías,
modelos, métodos de la ciencia de las comunicaciones capaces de ayudar a la
propia reflexión sobre la fe y a la manera de comunicar la teología. Un modelo
de teología de la Revelación de tipo «verbal», que encuadra al hombre como
«oyente de la Palabra» y, si queremos, el modelo de la antena parabólica
apuntada al cielo, o el del hombre-radar, corren el riesgo de no ser tan
explícitos como en el pasado. Si antes, el hombre era «visualizable» como un ser
en búsqueda de una respuesta a su vida, se le puede enmarcar más bien como una
persona en espera de elegir, seleccionar, discernir, ante la respuesta más
adecuada y satisfactoria. Debe, en resumen, aprender tanto a buscar como a
encontrar. La red ofrece a la teología nuevas oportunidades y, al mismo tiempo,
lanza desafíos tanto de tipo metodológico como especulativo.

--En un capítulo, usted habla de la red como modelo de Iglesia, ¿por qué?
--Padre Spadaro: Las relaciones en la red funcionan si las conexiones están
siempre activas: en el momento en que un nodo o una conexión se interrumpiera,
la información no pasaría y la relación sería imposible. Si se piensa en la vid,
en la que por los sarmientos corre la misma savia, nos damos cuenta de que no
estamos muy lejos de la imagen de Internet. Por tanto, la red es una imagen de
la Iglesia, en la medida en que se la entiende como un cuerpo vivo, si todas sus
relaciones internas son vitales.
Por otra parte, la universalidad de la Iglesia y la misión del anuncio «a todas
las gentes» refuerzan la percepción de que la red pueda proporcionar un modelo
de un cierto valor eclesiológico.
Pero la imagen puede resultar ambigua: la Iglesia no podrá nunca ser entendida
únicamente como una «comunidad virtual», ni «reducirse» a una red
autorreferencial. La Iglesia no es una red de relaciones inmanentes, sino que
tiene siempre un principio y un fundamento «externo». Si las relaciones en red
dependen de la presencia y del eficaz funcionamiento de los instrumentos decomunicación, la comunión eclesial es radicalmente un «don» del Espíritu.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante este articulo... seguramente se merece un par mas de comentarios aterrizados y centrados que nos puedan iluminar, ya que esta realidad se nos produce en nuestras narices, y de esta realidad no somos espectadores, sino que, como decia San Pio de Petrelcina, somos protagonistas.

No es dificil para un cristiano ser, sobre todo, veraz en los blogs, ya que esa veracidad nos hace ser creibles como humanos y como cristianos, considerando la importancia del testimonio. Hay que saber siempre que la virtualidad, muy de moda hoy dia, es solo como un "ensayo" o como un "podria ser realidad", en contraposicion a la escencia del cristianismo que se nutre con el contacto y con la presencia viva de Jesus a traves de la comunidad.

Probablemente es en la comunidad en donde se nota mucho mas la distancia de esta "realidad virtual"... como dice el padre Spadaro. El encuentro a traves de los blogs, puede ser un buen punto de comienzo para un encuentro cara a cara con otra persona.
En fin, yo creo que este fenomeno debe ser muy tomado en cuenta por todos quienes usamos la red para encontrar lazos de amistad y de encuentro.

Les ama en el Señor.

Lucho

Anónimo dijo...

Interesante tu comentario Luis. Yo sé bien poco de informática, pero me he dado cuenta que si bien el blog es más sencillo que una página web, ofrece mayores posibilidades de que los miembros puedan interrelacionarse, dar opiniones, discutir ideas, así como lo hacemos ahora. Sí, Luchito, soy un convencido de que estamos a caballo de esta revolución de informática y Dios. Gracias por tu colaboración y constante preocupación con este blog.