viernes, 18 de abril de 2014

XIII Estación. Desclavan a Jesús y lo entregan a su Madre


Anegada en dolor, está María junto a la Cruz. Y Juan, con Ella. Pero se hace tarde, y los judíos instan para que se quite al Señor de allí.
            Después de haber obtenido de Pilatos  el permiso que la ley romana  exige para sepultar a los condenados, “intervino entonces un hombre del Consejo Supremo de los judíos que se llamaba José. Era un hombre bueno y justo que no había estado de acuerdo con los actos ni planes de los otros. Este hombre de Arimatea, pueblo de Judea, esperaba e reino de Dios”. (Lc 23:50-51)
            “También vino Nicodemo, el que había ido de noche a ver a Jesús. Trajo como 100 libras de mirra perfumada y áloe”. (Jn 19: 39)
            Ellos no eran conocidos públicamente como discípulos del maestro; no se habían hallado en los grandes milagros, ni le acompañaron en su entrada triunfal en Jerusalén. Ahora, en el momento malo, cuando los demás han huído, no temen dar la cara por su Señor.
            Entre los dos toman el cuerpo de Jesús y lo dejan en manos de su Santísima Madre. Se renueva el dolor de María. “¿A dónde se fue tu Amado? ¡Oh, la más bella de las mujeres! ¿A dónde se dirigió tu Amado, para que lo busquemos contigo?”. (Cant 6: 1)
            La Virgen Santísima es nuestra Madre, y no queremos ni podemos dejarla sola.

            No valgo nada, no puedo nada, no tengo nada, no soy nada…. Pero, Tú has subido a la Cruz para que pueda apropiarme de tus infinitos méritos. Y allí recojo también los merecimiento de la Madre de Dios, y los de San José. Y me adueño de las virtudes de los santos y de tantas almas entregadas… Luego, echo una miradita a mi vida, y digo:”¡ay, Dios mío, esto es una noche llena de oscuridad! Sólo de vez en cuando brillan unos puntos luminosos, por tu gran misericordia y por mi poca correspondencia… Todo esto te ofrezco, Señor; no tengo otra cosa.
           
            No admitas el desaliento en tu apostolado. No fracasaste, como tampoco Cristo fracasó en la Cruz. ¡Animo! Continuar contracorriente es posible, protegidos por le Corazón Materno y Purísimo de la Señora: Santa María, eres mi refugio y mi fortaleza.
Tranquilo, sereno… Dios tiene muy pocos amigos, en la tierra. No desees salir de éste mundo. No rehúyas el peso de los días, aunque a veces se hagan muy largos.

             Si quieres ser fiel, sé muy mariano. Nuestra Madre no tuvo más corazón, ni más vida que la de Jesús. Acudamos a María con tierna devoción de hijos, y Ella nos alcanzará la lealtad y abnegación que pedimos.

            Vino a salvar el mundo, y los suyos le han negado ante Pilatos.
            Nos enseñó el camino del bien, y lo arrastran por la vía del Calvario.
            Ha dado ejemplo en todo, y prefieren a un ladrón homicida.
Nació para perdonar, y, sin motivo, le condenan al suplicio.
Llegó por senderos de paz, y le declaran la guerra.
Era la Luz, y lo entregan en poder de las tinieblas.
Traía Amor, y le pagan con odio.
Vino para ser Rey, y le coronan de espinas.
Se hizo siervo para liberarns del pecado, y le clavan en la Cruz.
Tomó carne para darnos la Vida, y nosotros le recompensamos con la muerte.


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