jueves, 13 de julio de 2017

Testimonio del primer cursillo de cristiandad del mundo



Hola amigos. Hace años que no escribo en este blog, pero investigando sobre los inicios del Cursillo de Cristiandad me topé con un hermoso testimonio de uno de los primeros cursillistas, se trata de Salvador Escribano, quien vivió el cursillo de Cala Figuera de Santanyí en agosto de 1944 cuando apenas tenía 14 años y que falleció en 2015.
La sencillez de su palabra y la riqueza de sus recuerdos hace que sea imperdible leer sus escritos que nos remontan a lo vivido en el chalet de esa pequeña localidad de la isla de Mallorca, España. También hace un emocionado recuerdo de los 14 primeros cursillistas, del rector Eduardo Bonnin, de los profesores bases y del asesor espiritual. Fue inevitable para mí recordar la espiritualidad de mi cursillo primario, así como tantos otros que viví en equipo. El Espíritu Santo es el mismo, en Valdivia, Mallorca y en todo el mundo y en todos los tiempos.
Sin mayores preámbulos aquí una parte del testimonio. !De colores hermanos valdivianos!.

EL CURSILLO DE CALA FIGUERA
Próximo a los 15 años, estando en casa de la Acción Católica, me abordó Francisco Oliver, un diligente dirigente muy querido de Felanitx, con el propósito de invitarme a unos «cursillos», que, según decía, estaba organizando Eduardo Bonnín, a la sazón, sobresaliente dirigente de la Acción Católica. La noticia llegó a otros amigos de la localidad y lugares circunvecinos en similares términos; nadie objetó, todos aceptamos asistir con gusto, al siempre amable y caballeroso Oliver no se le podía decir que no. Mis padres tampoco objetaron, solían darme permiso para ir a los Ejercicios Espirituales, y además, el «cursillo» no iba a costarnos una peseta.
Si no mal recuerdo, nos dimos cita el 20 de agosto de 1944 por la tarde en las instalaciones de Acción Católica. Tan pronto se reunió el grupo, Francisco Oliver nos dirigió unas palabras para presentar a Eduardo Bonnín, Jaime Riutort y José Ferragut, que, según dijo, serían los encargados de dar el «cursillo». Eduardo intervino brevemente para invitarnos a vivir y convivir la experiencia con alegría y fraternal espíritu de amistad. Desde el primer momento nos impresionó gratamente.
Alguien se encargó de trasladarnos hasta el lugar del evento camino Cas Concos des Cavaller («Casa de los Tíos del Caballero»). El recorrido fue corto. Llegamos a Santanyí y luego a Cala Figuera por la tarde-noche, aún había luz. Bajamos y caminamos hacia el chalet, que nunca supe de quién era ni quién lo facilitó a este fin, pero recuerdo se encontraba aislado (apenas había por ahí alguna construcción), muy próximo a la «cala» que le da nombre.
Una vez en el chalet, Eduardo dirigió unas palabras de bienvenida, dio algunas recomendaciones generales, nos exhortó a compartir con sana y santa alegría, e invitó a tomar lugar. Nos acomodamos como mejor se pudo en los cuartos reservados a este fin, que no eran más de tres.
LOS 14 Y ALGO MÁS
Fuimos 14 los elegidos, unos más inquietos que otros, entre los 14 y los 23 años de edad, aproximadamente.
01. Antonio (Toni) Binimelis Sagrera (+).- Ya fallecido, trágicamente. Un chico muy bueno, sin duda el más inteligente y el que más se preparó de todos los que fuimos a Cala. Su padres eran campesinos («payeses»), pero vivían desahogadamente.
Tenía inteligencia para estudiar esas cosas raras del indoeuropeo, lenguas muertas. Supe que en Madrid estudió filología hispánica y otras cosas más; que hizo amistad con uno de su profesores, un cura amigo del embajador español en la India, que resultó mallorquín, motivo por el que se fue a Nueva Delhi, donde además daba clases en la Universidad.
Después no supe más, hasta que estando yo destinado en Palma me enteré lo habían matado en Nueva Delhi, no supe por qué. A mí me tocó dar entrada a algunas de sus pertenencias que sus deudos hicieron traer a Palma de Mallorca.
02. Antonio (Toni) Mas (+).- Oriundo de Felanitx, desconozco su segundo apellido. De carácter bonachón, muy buena persona, muy sencillo en su trato, de esas personas con quienes da gusto charlar. Era bastante mayor que nosotros. Tal vez el mayor de todos, 5 o 6 años más. Entiendo casó y estaba en el Instituto Nacional de Previsión (equivalente a lo que hoy es la Seguridad Social), no se qué cargo tendría. Supe vivía en Palma, y que sus padres, también payeses, seguían en Felanitx, luego no he vuelto a saber más que murió estando yo todavía en la Península.
03. Antonio (Toni) Mesquida Nebot.- De éste si que no se me olvidó jamás su segundo apellido, le llamábamos Nebot en doble, porque era sobrino de un cura que nos daba filosofía en el Instituto de nombre «Nebot» Mesquida. En mallorquín Nebot significa «sobrino», de modo que a este Antonio lo llamábamos en mallorquín «nebot des vicari Nebot», que se traduce como: «sobrino del vicario Sobrino».
Nos veíamos y saludábamos con frecuencia; alguna vez me dijo se iba a Salamanca a estudiar de cura. Años después lo volví a encontrar, ya era cura y estaba en la Parroquia de San Agustín, cerca del Palacio de «Maryvent» (Mar y Viento), donde suelen veranear los Reyes de España, en la costa sur de Palma. Le volví a ver en varias ocasiones más porque era profesor de mis hijos de religión en el Instituto Juan Alcover,pero últimamente le he perdido de vista, supongo ya no va al Instituto. Pero Eduardo me ha dicho continúa en la Parroquia de San Agustín.
04. Antonio (Toni) Obrador Albons.- Antonio era de clase media alta, sus padres vivían de la tierra suya y vivían bien, también aprobó la revalida y después Veterinaria, pero su gusto era el ajedrez, era una persona muy afable; solíamos coincidir en el tren cuando viajábamos a Madrid, donde estudió, nos saludábamos con fraternal alegría; recuerdo se perdía los cursos por ir a los campeonatos de ajedrez; me parece luego trasladó su matrícula a Bilbao. No, no tenía ningún parentesco con Bartolomé Obrador.
Casó con una mujer de nombre Francisca, que fue quien lo apremió a terminar la carrera. Hace muchos años no se de él; supe tuvo domicilio en la calle Mayor, en Felanitx, y que ahora vive en Porto Colom, a unos 12 kilómetros de Felantix.
05. Bartolomé (Toméu) Obrador Sagrera (+).- También ya fallecido. Con Toméu tuve una buena amistad, éramos buenos amigos, nos frecuentábamos mucho, compartíamos correrías. Era muy amable, un poco introvertido, lo hacía todo muy parsimoniosamente, no tenía prisa de nada, era como yo.
Recuerdo su madre le hacía comer corazones de golondrina crudos «para que fuera muy inteligente». Estudiamos juntos el bachillerato, era de los que le copiábamos las traducciones de griego y latín a Antonio Binimelis, cosas de estudiantes. Estando yo fuera de Mallorca supe casó y más tarde murió de un infarto; no sé más, sentí mucho su pérdida.
06. Damián (Damià) Bover (+).- No conozco su segundo apellido. También era de Felanitx. No tuvimos mucho trato, pero en el poco siempre mantuvimos una buena relación; al igual que yo, Damián era amigo cercano de Francisco Oliver; yo lo veía y saludaba en Acción Católica; era una persona agradable, de trato amable; su familia se dedicaba al campo, vivían bien. Me parece llegó a estudiar la «Escuela Graduada». Entiendo casó y murió; no sé más.
07. Francisco (Xisco) Estarellas Llaneras (+).- Una gran persona, amigo de sus amigos, entre los que me encontraba yo; estudiábamos juntos, nos veíamos y frecuentábamos en la escuela cada día. Terminó el bachillerato, pero no hizo la revalida ni obtuvo título de nada. Hombre de fe. Le veía con cierta frecuencia en misa o visitando al Santísimo. Su padre tenía un taller de hacer cuchillos y cosas por el estilo, trabajaba con él; luego puso una tienda de objetos de ornato y casó; me parece tuvo una hija.
Falleció recién, a principios de este año 2004, a causa de una complicación renal por sus problemas de diabetes. Toda su vida padeció éste problema, que heredó de su madre. Yo intenté verle en los últimos años, pero sus problemas de salud lo impedían.
08. Francisco (Xisco) Grimalt Sancho.- Le conocí muy bien, estudiamos juntos el bachillerato. Era catalán de Rubí, cerca de Barcelona, y era un buen catalán, «la pela es la pela», buen «pesetero». Como buen catalán era muy suyo, pero buena persona.
Vino a Felanitx en 1940, cuando la Segunda Guerra Mundial, que fue cuando más nos escaseó la comida; mal habrá estado su situación económica que dejó padre y madre para estar con sus tíos (don Francisco Grimalt y doña Magdalena), que no tenían hijos y lo trataron como tal; su tío era el director de la «Escuela Graduada».
Al terminar el bachillerato volvió a casa; no he vuelto a saber de él, entiendo estudió para médico y fue a vivir a Terrassa, más cerca de Tarragona, pero no sé si vive o no.
09. Francisco Oliver Oliver (+).- De carácter amable y cordial, nunca alzaba la voz, parecía no vivir más que para ayudar; de él no se podía decir nada malo, siempre contestaba con atingencia y respeto, insistía mucho en que te dieras al Señor. Era un tío muy preocupado por todos, no hacía excepciones; cuando nos encontrábamos charlábamos de muchas cosas, siempre dispuesto a escuchar, tenía tiempo para uno; si te quejabas, decía: «no se lo tengas en cuenta, que no lo hace por mal».
Le decíamos Francisco, nunca «Xisco», con él tuve una gran amistad. Fue él quien, en estrecha coordinación con Eduardo, nos ilusionó para ir a Cala Figuera, y vaya que lo consiguió. Cuando nos invitó con su amable y convincente manera de ser, a todos nos pareció bien, nadie discutió. Por cierto, él vivió el cursillo al igual que nosotros, como uno más.
Este Francisco no era de Felanitx sino de Son Oliver, a la entrada de Felanitx, viniendo de Campos unos tres o cuatro kilómetros antes de llegar. Debió vivir más o menos bien porque dedicaba todo su tiempo al apostolado. Y que yo sepa, nunca casó. Supe que falleció el año pasado (2003), ignoro los detalles. Lamenté mucho su partida.
10. Leopoldo Febrer (+).- No conozco su segundo apellido, tenía dos años más que yo, nunca fue al Instituto; lo traté muy poco; no llegue a saber más que vivía en Felanitx con una tía que tenía una pensión, la «Pensión Riera». Tengo presente que, después del Cursillo de Cala, fue de los que visitaba diario al Santísimo. Allí en Cala se portó muy bien. Fue por medio de Eduardo que me enteré había fallecido.
11. Miguel (Miqel) Rigo.- No conozco su segundo apellido, era ebanista. Yo lo conocía porque mis padres hicieron de una casa vieja una nueva y nos la hizo su hermano. Tampoco fue al Instituto. Era de Felanitx, un poco distante, pero nos llevamos bien; como era mayor que yo, dos o tres años, no tuvimos mucho roce. Ignoro si vive, pero supe que su mujer estaba muy enferma.
12. Onofre (Nofre) Arbona.- Desconozco su segundo apellido. Pese a que más adelante figurará como uno de los dirigentes más destacados de Cursillos, es tal vez a quien menos conocí, no lo conocía de antes, era mayor que nosotros, tal vez unos tres o cuatro años; parecía una buena persona, se que era de Montuiri, un lugar intermedio entre Palma y Manacor; me parece que aún vive, pero no tengo más noticias de él, jamás lo volví a ver.
13. Sebastián (Tiá) Mestre Roig (+).- «Tiá» era muy amigo mío. Magnífica persona, también era originario de Felanitx, de la misma edad que yo; amante de la poesía, hizo
una poesía cuando se bendijo el banderín de «Aspirantes». En el estudio no le iba muy bien, no terminó el bachillerato, o por lo menos no la revalida.
Dejé de verle cuando me casé; fue hasta que regresé a Palma, después de varios años, que lo volví a ver. Me comentó había aprobado la oposición para maestro nacional, ignoro de qué asignatura. Me parece fue el primero del grupo que murió, de un infarto (1964 o 1965). Francisco Oliver me avisó, recuerdo me invitó a una misa celebrada en la Iglesia de las Trinitarias por el eterno descanso de su alma.
14. Y finalmente yo, su servidor, Salvador (Salvado) Escribano Hernández: de quien ya os he hablado.
Fue el Reverendo D. Juan Juliá quien fungió como Director Espiritual del cursillo, a él correspondió la celebración eucarística y las reflexiones que se llevaron a cabo en la solitaria capilla de la localidad. Todos los días nos decía la misa y comulgábamos. No tuvimos mucho trato con él durante el cursillo. Era un hombre que reía por lo más mínimo; nos hablaba con una ternura como si fuera Cristo; yo tengo buenos recuerdos de él, ya le conocía, había estado en retiros anteriores con él.
Eduardo Bonnín Aguiló fue el «rector». No le conocíamos de antes, al menos yo no, fue Francisco Oliver quien se encargó de darnos antecedentes y presentarnos. Aún recuerdo la alegría, el sentido del humor y la personalidad magnética de Eduardo, que desde el primer momento nos impactó positivamente. Durante los descansos del cursillo acostumbraba estar en contacto con todos nosotros, siempre tenía algo ameno que platicar, era (sigue siendo) un gran comunicador.
Jaime (Jaume) Riutort y José (Jusep) Ferragut fungieron como «profesores». Ambos ya fallecidos, según me dijo Eduardo, aunque ignoro las circunstancias. Entiendo que Jaime Riutort tiene un hermano que vive, pero yo no lo conozco. Les recuerdo con americana y corbata, a diferencia de Eduardo que siempre andaba en mangas de camisa como nosotros, pero sobretodo tengo presente la enorme buena voluntad que ponían para darnos los rollos y hacernos sentir como en casa. Siempre pendientes de lo que se llegara a ofrecer. No conocí sus segundos apellidos y luego de Cala no supe más nada de ellos.
En cuanto a los recursos, no abundaron pero no carecíamos de nada. Una buena manguera apaciguó la sed, mermó el calor y de paso ayudó a mantenernos relativamente aseados; a la sombra y cobijo de los pinos y algarrobos, que abundan en los alrededores, el suave césped sirvió en más de una ocasión de «salón» de los rollos que Eduardo, Jaime y José se esmeraban en testimoniar, lo mismo que de «mesa-comedor» para compartir el pan y la sal que nunca faltó; la capilla de la localidad albergó la Eucaristía, las reflexiones y meditaciones que D. Juan Juliá impartió por la mañana y por la noche, así como nuestra cotidiana visita al Santísimo; y no faltó una cálida cobija que nos cubrió durante la noche y disimuló muy bien la dureza del piso o las salientes de un viejo catre.
De aquella experiencia guardo un invaluable tesoro, 6 fotografías que son como la «huella dactilar» de aquel cursillo de Cala Figuera. Siempre que las veo no dejo de estremecerme y remontarme emocionado a esos inolvidables días. En ellas han quedado indeleblemente grabados sus actores y algunos de sus pasajes y circunstancias más relevantes; recuerdo imborrable de una pionera experiencia. Página primera de una historia que no termina de escribirse…
Ahí está el «grupo de los 14»; quedan para la historia sus rostros con nombre y apellido, prueba fehaciente de que el hecho ocurrió y cómo ocurrió; ahí se puede apreciar el Rosario y el Vía Crucis celebrados a campo traviesa; es Antonio Mesquida quien lleva por cruz dos ramas secas de algarrobo, que en un momento de inspiración acertó a cruzar; ahí está la capilla que abrió sus puertas para recoger nuestras oraciones y visitar Al´Amo, como solíamos decir; impreso queda el bosque con sus algarrobos, pinos y matojos, y si se presta atención podrá escucharse el trinar de los jilgueros y pinzones; ahí está también su cielo azul, circundado de golondrinas, tauledes, halcones, sin faltar los atemorizantes buitres y las lechuzas por las noches; constan bosque, veredas y el verde césped donde resonó con singular vehemencia la voz de tres ilusionados jóvenes: Eduardo Bonnín, Jaime Riutort y José Ferragut.
Pero hubo también quienes se hicieron presentes sin darse a notar: los hubo que con su oración nos acompañó durante los días de su celebración; o como D. Sebastián de Son Gayá nuestro generoso benefactor, que se encargó de abastecer y transportar los comestibles y vituallas en su «carreto en molles» jalado por una mula, sin faltar un sólo día; y cómo olvidar a «Papá Consuelo» que siempre puntual, oportuno y de buen talante se encargó de preparar los alimentos (guisados de carne, legumbres, patatas fritas, huevos fritos, también sobrasada), que acudíamos solícitos a recoger a la cocina.
Y, cómo no, ¡la Gracia de Dios y la intercesión de María Santísima!, que sin lugar a dudas nos acompañó en todo momento e hizo posible coronar con éxito este primer estelar momento.
AMIGOS DEL CURSILLO DE CALA:
Con algunos de vosotros mantuve más contacto que con otros, de algunos tuve noticia, de otros no, he dado cuenta de lo que sé y me consta. A unos y otros la vida nos llevó por caminos distintos, a veces distantes, pero a todos recuerdo y estimo entrañablemente. Por alguna razón, que ahora comienzo a comprender cada vez más y mejor, entre nosotros nació un indisoluble vínculo que sembró e hizo germinar la Gracia divina como pionero eslabón de una larga y multicolor cadena de amistad, que no parará hasta no dar en la Luna un Cursillo de Cristiandad.
AMIGOS CURSILLISTAS TODOS:Hoy, a 60 años de aquel primigenio acontecimiento, no puedo menos que elevar una agradecida plegaria a Dios por el hombre que los soñó e hizo posibles, por Eduardo Bonnín Aguiló, su rector; por D. Juan Juliá, su Director Espiritual; por José Ferragut y Jaime Riutort, sus profesores; por D. Sebastián de Son Gayá, su tía y su hermana, sus benefactores; por «Papá Consuelo», su simpático y servicial cocinero; por los 14; y, muy especialmente, por todos aquellos seglares y sacerdotes de todas las latitudes del Mundo, que con el corazón inflamado de fuego, la cabeza llena de ideas y una férrea determinación, se esmeran por llevar a los más alejados el mensaje de lo Fundamental Cristiano: ¡QUE DIOS POR CRISTO NOS AMA!
Doy gracias al Altísimo por haberme permitido el privilegio de formar parte de esta feliz aventura.
En Palma de Mallorca, España; a 20 de agosto de 2004
DE COLORES
_____________________________SALVADOR ESCRIBANO HERNÁNDEZ

PD: ESTE EXTRACTO FUE SACADO DEL SITIO WEB WWW.MCCMALLORCA.ORG CON FECHA DEL 18 DE JULIO DE 2015.

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