viernes, 31 de agosto de 2007

EL PODER FEMENINO EN CURSILLO


Hay que ser claros, los inicios del Cursillo de Cristiandad sólo eran cosa de hombres, pues se pensó para los varones. Como la idea era acercarse a los que estaban alejados de la Iglesia, se veía al hombre muy ajeno a la religión, en cambio la mujer en España de un modo u otro siempre estaba apegada a la iglesia. Un documento del cursillo canadiense señala que algunos sacerdotes españoles sostenían que "las mujeres no tenían nada que cambiar en su vida".
Desde 1944 comienza a difundirse el Cursillo en los varones en España, gracias a Eduardo Bonnin y sus amigos, pero aún no surgía la idea de integrar a las mujeres. Curiosamente el primer cursillo para mujeres no se hizo en España, cuna del MCC, sino que en Colombia en 1953. Esta es su historia:

En noviembre de 1952 llegaba a Mallorca el padre Rafael Sarmiento, delegado episcopal de la Acción Católica de Colombia, quién volvería en febrero de 1953 para participar en el Cursillo Nº71. “En estos tres días he aprendido mas de acción católica que en los seis meses de viajes de estudios sobre la misma materia por España, Italia, Francia y Bélgica. Esta si es la Acción Católica que yo buscaba”, (P.Rafael Sarmiento.- Revista PROA. Nº172.- Marzo 1953.- Organo oficial de los Cursillos de Mallorca.-) fueron las palabras con que comentó el Cursillo.
Este sacerdote se llevó el cursillo a su país, aunque no se dieron a conocer la totalidad de los rollos y las meditaciones.
Como se trataba de una experiencia nueva en América Latina, que era necesario “probar” previamente, decidió dar los dos primeros Cursillos para “mujeres jóvenes” en Octubre de 1953. Es decir, en Colombia se hizo primero el cursillo para las mujeres y después se inició el movimiento con los hombres.

TODO GRACIAS A MAITÉ

En España el Cursillo aún estaba vedado para mujeres y como había que hablarle a mujeres y mujeres jóvenes, “nada más lógico” que adaptar el léxico, las meditaciones y los esquemas de los rollos a la sicología femenina juvenil. Además, por estas mismas circunstancias, los Cursillos en Colombia dejarían de ser “tan Cristocéntricos”, para asumir un carácter más Mariano.
Se cuenta que en España los cursillos se dieron gracias a la tenacidad excepcional de una mujer de Tarragona, amiga personal de Bonnín, que se llamaba Maité. Inteligente y creativa, había sido educada en Inglaterra.
Cuando su marido hizo su Cursillo, empezó a hostigar a las autoridades para que la admitan a ella también. Cuando una delegación se presentó donde el cardenal Arriba y Castro para pedir la autorización de dar Cursillos a las mujeres, prudentemente se había dejado hablar a los hombres, sabiendo la reticencia de los eclesiásticos de entonces frente al sexo bello. Pero, finalmente, los hombres fracasando en su intento y el cardenal levantándose para significar que la reunión había terminado, Maité se le acercó rápidamente y lo tomó por el brazo: "Su Eminencia, dijo, no puede saber cuanto es insoportable tener a un santo en casa ¡y no poder compartirlo!" El cardenal los invitó a sentarse y la reunión fue un éxito. Algunos meses más tarde, en abril 1958, se daba el primer Cursillo, en España, para las mujeres.
Estos fueron los modestos inicios de la realización de cursillos para las mujeres y, en muchos casos, son ellas el pilar fundamental del movimiento... ¡Y en Valdivia es así!

1 comentario:

cotecita dijo...

Como siempre no más: la mujer siempre ha tenido que demostrar de qué es capaz. Además, esta historia me hace pensar que se le hicieron los primeros cursillos a mujeres, porque si la embararban con ellas no importaba, pero embarrarla con los hombres: eso sí que no. Más parece que fueron usadas como conejillos de india. Que atroz. Ojalá me equivoque... Ojalá se haya ello para mujeres con la mejor intensión.
Chaíto, y sin rencor :)