viernes, 18 de abril de 2014

ACOMPAÑAMOS A JESÚS EN SU VÍA CRUCIS


La vida Cristiana es seguir a Cristo, y el secreto para ahondar en nuestra vida interior es “acompañarle tan de cerca, que vivamos como Él, como aquellos primeros doce, tan de cerca que con Él nos identifiquemos” (Mons. Escrivá de Balaguer).
 Para meditar la Pasión de Cristo, se requiere orar para tener la Gracia necesaria para: poder sufrir el dolor de Amor que Cristo sufrió, y tener un Espíritu agradecido de que El nos ha rescatado con el precio de su Sangre.
Si la Pasión de Cristo es camino de dolor también es la ruta de la Esperanza y la Victoria segura. “Piensa que Dios te quiere contento y que, si tú pones de tu parte lo que puedes, serás feliz, muy feliz, felicísimo, aunque en ningún momento te falte la Cruz. Pero esa Cruz ya no es un patíbulo, sino el trono desde el que reina Cristo. Y a su lado, su Madre, Madre nuestra también. La Virgen Santa te alcanzará la fortaleza que necesitas para marchar con decisión tras los pasos de su Hijo.” (Mons. Escrivá de Balaguer).


Oración Inicial.

Señor mío y Dios mío,
bajo la mirada amorosa de nuestra Madre,
nos disponemos a acompañarte
por el camino de dolor,
que fue precio de nuestro rescate.
Queremos sufrir todo lo que Tú sufriste,
ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito,
porque eres inocente vas a morir por nosotros,
que somos los únicos culpables.
Madre mía, Virgen dolorosa,
ayúdame a revivir aquellas horas amargas
que tu Hijo quiso pasar en la tierra,
para que nosotros, hechos un puñado de lodo,
viviésemos al fin
en la libertad y gloria de los hijos de Dios.



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